viernes, 23 de enero de 2015

Una noche cualquiera


Salió corriendo.........abrió el paraguas pues la lluvia que mojaba las calles era fría, como se había quedado ella después de hablar con él.
Tenía mucho que pensar.......se encendió un cigarrillo, respiró profundo y empezó a disfrutar de las calles oscuras iluminadas por una luna que la seguía y le hacía de guía en esa oscura y fría noche.
No entendía a los hombres. Esos , los que confunden una sonrisa, una palabra amable o una mirada y se piensan que has caído .......que caer , caes cuando te das cuenta que se piensan que estás siempre pensando en ellos.
Ella es así, extrovertida, sonriendo siempre aún en un mal día ,feliz y amiga de sus amig@s.
Cuando se dió cuenta había cruzado toda la ciudad, Tocaba volver......y seguía lloviendo.
Llegó al local dónde compartía risas con su mejor amiga, esperando encontrala. Pero no fué así.....se sentó en la mesa de siempre y pidió una cerveza. Desde la ventana veía la luna, seguía allí, quieta, era su ángel. En el  cristal humedecido y frío dibujó  el símbolo del infinito, los dos lo llevaban de colgante. Fué una promesa que hicieron, y él la acavaba de romper.
Miraba el móbil a ver si tenía notícias de él......todo había sido un mal entendido.
Pasaban las horas y Angie su mejor amiga no aparecía. Claro, tampoco la había llamado ni habían quedado.
Después de tres cervezas, y darle vueltas se disponía a irse cuando lo vió entrar por la puerta. Estaba empapado, casi nunca cojía paraguas.
Le sonrió y ella le devolvió la sonrisa. Se acercó, se sentó y le dijo que lo sentía, no era su intención hacerle pasar un mal rato. Pero que se había confundido y le costaba admitirlo.
Hacía poco lo había dejado su pareja, y todo le sentaba mal, y por si fuera poco interpretó mal las palabras de ella, que sólo lo querían animar, pues llevaba dos semanas sin salir.
Les dieron las dos de la mañana hablando. El local iba a cerrar.
Fuera seguía lloviendo, ella abrió su paraguas y se fueron a casa.
La luna les iluminaba el camino y era testigo de las confesiones que se hacían.
Solo un beso,  silenció la noche y prometieron no volver a hablar de ello.